viernes, 24 de septiembre de 2010

De cazadores, y cazados.

Como muchos españoles soy seguidor acérrimo de la defensa de los animales, sus derechos demás causas perdidas.

Siempre me ha llamado la antención el concepto "crueldad con los animales". Hoy me gustaría desarrollar este aspecto de la conducta humana. Atendiendo a la ley, no hay que olvidar que el Código Penal establece en su ar´ticulo 337 que "los que maltrataren con ensañamiento e injustificadamente a animales domésticos causándoles la muerte o provocándoles lesiones que produzcan un grave menoscabo físico serán castigados con la pena de prisión de tres meses a un año e inhabilitación especial de uno a tres años para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales".

Bien, un sector muy amplio de la sociedad piensa que la actividad de la caza es, sin lugar a dudas, una actividad cruel por ser gratuita e innecesaria, y que lo único que hace es privarnos de la contemplación y la existencia de especies en estado salvaje.

Parece que hoy en la sociedad que vivimos debemos de llevar una mascarilla en la cara para no comernos ni una mosca, que los pollos que compramos en el super ya nacen así, sin cabeza,plumas, tripas y demás apéndices, y que en la carnicería por el hecho de estar la carne envuelta en plástico es como si no viniese de un animal muerto, que la panceta le crece al cerdo de forma natural y se puede recolectar, igual que las chuletas, sin que se haya dañado como dicen en las películas a ningún animal en este proceso. Esta asepsis comercial intenta convencernos que detrás de ese conejo al ajillo y ese chuletón de buey ningún animal ha sido dañado en el proceso. Esto se debe a que ya no se pueden ver despieces en directo, y cada vez hay menos matanzas tradicionales, y desde luego raro es ver una cabeza de un animal expuesta en una carnicería para la venta.

El objetivo es que nosotros como compradores no nos sintamos abrumados por el recuerdo de la muerte que siempre ineludiblemente debe de acompañarnos a la hora de entrar en una carnicería, pero hoy en día por pura hipocresía no nos planteamos ni siquiera este hecho.

La realidad es que detrás de cada chuletón, tira de bacon, longanizas,morcillas, morro y manitas de cerdo hay un animal que ha sido criado y engordado para el sacrificio en una granja.

Bien, yo no se ustedes, pero yo preferiría ser corzo abatido en libertad para acabar siendo un almuerzo, que cerdo engordado en una granja, preso toda mi vida, para acabar siendo procesado y acabar siendo tiras de bacon en un big mac o un whopper.

Leía en el artículo que ha publicado en "el blog y la tierra", de Guillermo Rancés, que la caza deportiva no es cruel, y desde luego no puedo estar más de acuerdo.  Cazar puede ser un deporte, pero desde luego  es una actividad humana básica para la subsistencia inherente al ser humano. La caza es precisamente la actividad que más influye en la protección de las especies, ya que precisamente se requiere que hayan especies a las que cazar, algo que los ecoingénuos parece que no acaben de entender del todo.  La caza no es una actividad que te llene de emoción y alegría, normalmente matar un animal siempre deja un regusto amargo lo hagas por el motivo que hagas.

Desde luego me parece más terrible la existencia de cárceles de animales donde se les tiene en condiciones pésimas, encerrados sin espacio donde moverse, explotados y sacrificados sólo para llenar de comida en bandejas en los supermercados. Eso es crueldad, y eso es tortura. Vivir en libertad seas animal o seas persona es la mejor forma de vivir, lo demás es vivir en horror contínuo, pero como es malo para el negocio se ha conseguido desvincular el negocio de las cárnicas de la muerte, como si los animales de las granjas estuvieran todo el día esperando el carrusel de la fuga de logan cuando no es así.

El hecho es que el ser humano debe de ser consciente de que el mero hecho la supervivencia conlleva la muerte de plantas, animales y hongos, y es algo que no debemos olvidar. Los ecoingénuos pueden comprar comida ecológica, comer sólo verduras, ser vegetarianos lo que queramos, pero la realidad es que un queso sale de un animal explotado, el jamón de york sale de un cerdo, las patatas son tubérculos  y que para que algo tenga que vivir, otra cosa morirá. Así es el instinto de la supervivencia y estas son las leyes de la naturaleza.

1 comentario:

  1. Estoy contigo. Es más, pienso que los "ecoingenuos" son como los sindicatos, hacen mucho ruido y no llegan al fondo de la cuestión.

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